Empezamos esta entrada de hoy con esta postal tan romántica y deliciosamente coloreada, y es que no podía ser menos cuando acabamos de dejar atrás un 14 de febrero, día de San Valentín.
El anverso de esta postal nos indica que se trata de una postal de «Fabrication Belge». Vamos a ver cómo conseguimos emparentar a San Valentín con Bélgica.
Cuentan las crónicas que corría, año arriba año abajo, el año 269 de nuestra era cuando un médico romano metido a sacerdote cristiano pasaba sus días, seguramente que entre otras cosas, celebrando matrimonios de soldados a escondidas. El tal sacerdote se llamaba Valentín y pronto se encontró con la antipatía del emperador de turno, que veía cómo sus soldados, una vez casados, se resistían a ir a luchar al frente.
El emperador resolvió pronto sus diferencias con Valentín ordenando su decapitación, con lo que nuestro pobre Valentín pasó de un hachazo de ser un sacerdote especialista en bodas a mártir de la Iglesia y patrón de los enamorados.
Si la historia ya varía enormemente según en qué idioma consultemos la wikipedia, no quiero imaginar cómo de diferente fueron los hechos en la realidad. Hasta tal punto que nadie puede asegurar que el tal San Valentín realmente llegase a existir, ni que casase soldados ni que muriese decapitado ni nada de nada. Como ocurre con la vida de muchos de aquellos primeros santos, la historia se mezcla con la leyenda, y lo mismo que la versión no es de fiar, la fecha de 14 de febrero de 269 puede ser tan plausible como cualquier otra, pero el hecho es que esa fecha del 14 de febrero ha llegado a nuestro días como fecha para celebrar el día de los enamorados.
Tan precarias son las bases históricas de esta historia de hoy, que la propia iglesia católica renunció en 1969 a celebrar a San Valentín, retirando su festividad del calendario litúrgico.
¿Y Bélgica? ¿Qué tiene que ver Bélgica con un mártir romano?
Como ocurre con muchos otros santos y mártires de aquellos primeros siglos del cristianismo, los restos de San Valentín se han ido repartiendo a lo largo de los siglos por medio mundo, encontrándose las reliquias del pobre Valentín esparcidas entre Palermo, Calabria, Cerdeña, Savona, Dublín… ¿Y en Bélgica? ¿también encontramos alguna reliquia de San Valentín?
Corría el año 1870 y Francia acababa de perder la guerra e incluso porciones de su territorio frente a las tropas prusianas en aquella nefasta guerra franco-prusiana y más concretamente en la batalla de Sedan. Las tropas francesas que hasta entonces protegían los Estados Pontificios ocupando Roma, se vieron obligadas a retirarse y dejar vía libre a los italianos, que hacía ya algunos años que anhelaban quitarle su poder terrenal al Papa, ocupar Roma y hacerla capital de su flamante nuevo estado.
Claro que al Papa Pío IX, aquello de perder su Estado no le hacía demasiada gracia, con lo que intentó ofrecer resistencia, dentro de sus posibilidades, al avance de las tropas italianas. Sus tropas, los zuavos pontificios, no consiguieron detener el avance de las tropas italianas y el Papa hizo izar la bandera blanca y se declaró prisionero en el Vaticano, excomulgando a Victor Manuel II de Saboya y negándose a reconocer el estado italiano.
Es en ese momento, en aquel complicado 1870, en Montignies-sur-Sambre, cerca de Charleroi, que el sacerdote Léopold Chappuis, se pone a la cabeza de todo un movimiento parroquial de apoyo al Papa, organizando innumerables misas y procesiones en su defensa.
En señal de agradecimiento, en 1874, el propio Papa decidió ofrecer a la parroquia de Montignies las reliquias de un santo y el 10 de agosto de 1874, las reliquias de San Valentín llegan a Montiginies para gran alegría de los feligreses.
Las reliquias se conservan desde aquel 1874 en la iglesia de Sain Remy en Montignies-sur-Sambre, en un relicario de latón que nadie a abierto desde entonces y en el interior del cual se cuenta que están los restos de San Valentín y una ampolla con su sangre.
Sea como fuere, ya veis cómo San Valentín tiene bastante que ver con Bélgica.
¡Feliz día de los enamorados!